«Yo no soy un cantante de feria» dice Charles Aznavour a los organizadores de un acto en Madrid (09-01-1966)
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Charles Aznavour Se negó a cantar al aire libre en un acto en el que le fue entregado el «Disco de Oro».
Fuente: Diario «Lanza» (09-01-1966)
Cuando todo estaba preparado, cuando numerosas personalidades esperaban en el escenario y millares de espectadores se apiñaban en el madrileño Paseo del Prado, mitad tiritando de frío – el termómetro marcaba los seis grados— mitad tiritando de emoción, Charles Aznavour, el más grande de los autores e intérpretes de la música moderna, se negaba a cantar en aquella “barraca”, mientras que gritaba:
-Yo no soy un cantante de feria. Yo no cantaré al aire libre…
Señor Aznavour, que hay siete personalidades piénselo usted – le suplicaban los organizadores. –
—Yo no puedo hacer concesiones. No debo. Yo creí que esto era otra cosa. No puedo cantar. “La Mama” no se puede interpretar con abrigo temblando de frio. Es una canción para cantarla en la intimidad.
Todos los que nos encontrábamos en el Paseo del Prado comprendíamos el gesto malhumorado de Charles Aznavour. El lugar, una especie de barraca de feria con un “Belén”, no era precisamente el lugar más apropiado para un acto como el de la entrega de los “Discos de Oro”, el máximo galardón que la Dirección General de Radiodifusión otorga a los autores de las canciones más populares del año. La ecuanimidad de su concesión le ha dado prestigio desde su creación. Autores e intérpretes famosos del mundo entero se precian de poseerlo. Por ello es incomprensible como los organizadores decidieron celebrar este acto, que hubiera merecido toda una gala, en un lugar donde primero no reunía las condiciones mínimas de audición ya que se trataba de un escenario al aire libre y en pleno no mes de enero; segundo, el público no era precisamente el más apropiado, ya que el lugar donde se había levantado el escenario donde a lo largo de toda la Navidad ha figurado un Nacimiento monumental, es frecuentado. especialmente por niños y niñeras y que en esta tarde y momentos antes de la Cabalgata de los Reyes Magos, se encontraba abarrotado de un público infantil. A estos dos motivos, de por sí ya suficientes para que un gran cantante de fama mundial como Charles Aznavour se negara a cantar había que añadir el de la temperatura, y el del ruido infernal de la circulación —a la derecha del escenario , tranvías, a la izquierda, la riada del Paseo del Prado-.
Pero a pesar de todo ello la sangre no llegó al río y el incidente no pasó de entre bastidores. Aznavour, hombre responsable y al fin y al cabo agradecido, no podía hacer el desaire —a punto estuvo— de negarse a subir a recoger el premio. Y por encima de su mal humor, cuando fue llamado, subió, al escenario, entre un griterío infernal y recibió, –muy emocionado diría yo-, su premio, su “Disco de Oro” por la famosa“Mama”, eso si; no se quitó ni su abrigo ni la bufanda.
La Garganta Es Su Vida
—Yo vivo de mi garganta. Si usted supiera cómo me la cuido. Soy muy sensible a los. enfriamientos. No crea usted que me he negado a cantar por capricho, ni porque el escenario fuera feo, ni el público selecto. Mi público está entre pobres y ricos, entre grandes y pequeños. Me he negado porque hubiera sido un fracaso rotundo. El aire libre no le va a mis canciones y menos que a ninguna a “La Mama”. Además, esta canción está vieja, está oida. Ahora resulta que el disco que me han entregado corresponde al premio del año sesenta y cuatro, que fue la época de esplendor de esta canción., ,
—¿Ha venido expresamente a recoger este premio?
—No. No hubiera podido. Lo que ocurre, es qué ha-coincidido con una estancia mía en Madrid para acabar un programa para televisión. Mis compromisos no me hubieran permitido, casi nunca me lo permiten, desplazarme para recibir un premio.
Antes de despedirme, Charles Aznavour puntualiza, posiblemente para que quede bien sentado las causas. de su negativa.
—»Hasta ahora he rechazado contratos de millones de pesetas para el aire libre. Comprenda usted que lo de hoy no ha sido un capricho».
Y como nuestros cantantes no son menos que Charles Aznavour, al menos los de categoría, y al referirme a estos cito a Carmen Sevilla, que con motivo de la entrega de los «Discos de Oro», hacía la primera aparición en público después de su enfermedad, ella también tuvo su gesto. No se negó como el autor francés a cantar. Al fin y al cabo, mujer. Pero su canción, «Gracias», la interpretó en play-back, que es algo así como no cantar…
Todo un éxito…popular